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DIVIDIDOS Y UNA NOCHE DE FESTEJO Y REVANCHA

UNA FIESTA ESPERADA Y MERECIDA

EN EL MARCO DE LOS FESTEJOS POR SUS 35 AÑOS DE CARRERA, LA BANDA NO REPARO EN SORPRESAS Y DEJO A TODO EL PUBLICO EN UN ESTADO DE SHOCK EMOCIONAL, QUE SE VOLVERA HISTORICO.

Por Matias Archuby

Finalmente, los DIVIDIDOS, tuvieron su merecidísimo festejo soñado en un Estadio Vélez repleto, con entradas agotadas en tiempo record. En una apuesta jugada de la banda, pero muy pensada, salieron de la zona de confort del mítico Teatro de Flores y fueron por su revancha a un Vélez que décadas atrás les fue distante. Pero como el mismo Ricardo Mollo comentó, eso quedo atrás, hoy la tecnología permitió que la banda lograra esa intimidad que hasta ahora solo sentían en lugares más acotados como el Teatro de Flores. Como es sabido, el público es el eje principal para DIVIDIDOS, por lo que toda presentación tiene como finalidad absoluta lograr llegar a cada una de las personas que van a verlos. Es por ello que las pantallas de soberbia calidad y tamaño convirtieron a Vélez en ese lugar acogedor e intimista que se necesitaba. Claro que esta vez esa intimidad incluyo a cerca de 45.000 espectadores.

Pero vayamos al comienzo. Desde muy temprano se habilito la entrada al Estadio. Eso contribuyó a un ingreso relajado, ordenado, sin conflictos. El clima en los alrededores es eufórico. De familia y amigos. De sonrisas y gran ansiedad. 

El equipo de Moviendo Cultura llego temprano. Nos acreditamos e ingresamos al sector de espera reservado para la prensa. Aquí merece la pena comentar la inmensa predisposición de la producción, no solo al permitir a un medio emergente como el nuestro ser parte de este momento histórico, sino al acompañamiento permanente para que nuestro trabajo sea lo más profesional posible. 

Siendo las 21:20 horas ingresamos al escenario. La imagen es impactante. El estadio está repleto. Pasamos frente a los que entraron bien temprano y lograron ubicarse contra la valla bien al frente. La distancia es muy poca entre ellos y el escenario. Vamos pasando y nos piden que le tomemos fotos, son de Zarate, Morón, Mar del Plata, San Martin, “del oeste somos ¡donde está el agite!” nos grita un grupo de amigos que no dan más de alegría por el lugar conseguido.

En el escenario se ven las ultimas corridas ultimando detalles, el comienzo es inminente. La gente lo sabe y comienza a cantar. Al fondo del escenario, a la derecha se ve una puerta por la que asoma una silueta encajada en un imponente saco naranja. Es Diego ARNEDO, como chequeando una y otra vez si es real que están en Vélez y que revienta de público. La fiesta está asegurada.

Se apagan las luces, la soberbia pantalla gigante se florea de una definición tan perfecta que los que parecen pixelados somos nosotros. De pronto aparece en ella un Mollo montando una aplanadora en pleno campo, que avanza contra todo. El sonido es perfecto, la maquina avanza hasta terminar destruyendo la pantalla, todo se apaga y aparece el trio en su versión más soberbia. Ricardo Mollo (guitarra y voz), Diego Arnedo (bajo y voz) y Catriel Ciavarella (batería) dan inicio a una noche soñada.  “Se puede pedir algo más? ¡Mira la noche que es!” dice Ricardo.

Sin más trámites comienza a sonar “PAISANO DE HURLINGHAM” que ya marca el pulso de lo que será una constante en toda la noche, todos los temas serán la versión más power que se pueda pedir. Le siguen “SABADO”,  “EL 38”, “CUADROS COLGADOS” marcando el peso de ACARICIANDO LO ASPERO a lo largo del show. Nueve serán finalmente los temas que de este disco que dirán presente en la lista de temas.

Siguiendo el recorrido de sus discos será el turno de HACIENDO COSAS RARAS Y NARIGON DEL SIGLO, que se entremezclaran en los siguientes 6 temas, los elegidos por el trio para esta parte del show serán “Haciendo cosas raras”, “La ñapi”, “Tanto anteojo”, “Sueños + Guerras”, “Gárgara” y “Vida de Topos. El público no para de cantar a la par de los músicos. Arnedo le saca humo con sus dedos al Bajo, que no conocieron una púa en toda la noche. Catriel por su parte, nos detona la cabeza con su performance en la batería. A Ricardo ya se lo nota más descontracturado, paso el stress del inicio, ya es un hecho que la fecha del festejo será histórica. Que se hablara por mucho tiempo sobre lo que está sucediendo. Y eso que recién paso una hora.

El recorrido cancionero nos lleva a 2021 y suena “Cabalgata Deportiva” y todo se acelera aún más. La gente salta al ritmo de la canción y uno se pregunta ¿muchachos se bancarán este ritmo hasta el final?, por supuesto que sí!, Y más aún con lo que sigue “Azulejo” y “¿Qué tal? que no hacen más que llevar al clímax al público y una vez allí arriba, con las emociones y el corazón a mil enganchan con “La rubia Tarada” y ahora sí que las palabras no harán justicia a lo vivido. La sonrisa de Ricardo y la mirada de Arnedo al cielo, agradeciéndole a Luca por sumarse al festejo desde donde sea que se encuentre ese loco hermoso. En el campo y las tribunas es un delirio, padres, hijos y abuelos! Cantando, coreando, recitando este himno nacional y todo se vuelve una sola voz. Al Teatro de Liniers pareciera no entrarle una gota más de rock, pero ustedes a esta altura ya saben que sí.

Claramente es necesaria una pausa, una bajada de cambio, y la misma llega de la mano de “¿Que ves?”. Ricardo cuenta lo difícil que fue plasmar esta canción en un disco. 

¿Qué VES? Y EL EXTRAÑO DE PELO BLANCO

Se enciende una luz en el escenario que recae sobre un sillón, sentado en él un invitado al que presentan como fundamental para la banda, obviamente para el disco LA ERA DE LA BOLUDEZ y para el tema en cuestión. Envuelto en una densa niebla, ronroco en mano, se devela un GUSTAVO SANTAOLALLA que se nos confunde con un caballero templario, o como uno de esos personajes que habitan bosques encantados. “Hace treinta años viajamos muy lejos de casa para grabar con alguien que fue en ese momento como un ángel que acomodó las cosas, armonizó y nos hizo hacer un hermoso disco: Gustavo Santaolalla” confiesa MOLLO.

Comienza a sonar y enseguida nos damos cuenta de que algo maravilloso iba a pasar. Quizás exagero, pero nos brindaron una de las mejores versiones de un tema harto escuchado. El ronroco creo una atmosfera que nos embelesó durante un tiempo imposible de medir. Nos dejamos llevar por la propuesta de Gustavo y nos llevó junto al resto de la banda a un viaje cuasi místico por un “¿Qué ves?” interminablemente hipnótico. Y como si ya no fuera tremenda la propuesta se sumó al combo JAVIER CASALLA con su violín para terminar de cerrar una versión que emocionó a todos. 

Vuelve a oscurecer el escenario, son las 23:00 horas. Y el plan de bajar la intensidad sigue. Se enciende una sola luz y aparece sólo Ricardo sentado en una banqueta, electroacústica en mano para ofrecer “Spaghetti del Rock”, detrás la inmensa pantalla oscurece y solo la habita en el medio una luna menguante. Ya ubicado en el campo, miro a mi alrededor y veo una imagen hermosa, abuelo, padre y dos nietos todos abrazados en línea balanceándose hacia un lado y el otro al ritmo de la canción, una intimidad tremenda se genera en medio de casi 45.000 personas, todos se mantienen en silencio, solo resuena la guitarra y Ricardo, las plateas repletas y mudas, solo con una luz tenue y destello de algunos celulares que también se balancean. La intimidad que tanto anhelaba la banda, esa que creían posible solo en lugares más cerrados y acotados, se hizo posible en el Amalfitani.

Finalmente, se inicia el momento folk, Catriel Ciavarella irrumpe en el escenario Bombo en mano y una coplera de dulce voz femenina lo acompaña es ni más ni menos que la catamarqueña NADIA LARCHER haciendo una versión alternativa de “Vientito de Tucumán” que se llevó una de las tantas grandes ovaciones de la noche. Le sucede terrible “Guanuqueando” acompañado del trio “Tres Mundos” y el sonido de esas Quenas muestran a un Mollo que ya no puede contener la emoción, la felicidad del momento soñado cumplido. Termina el tema, la gente comienza a cantarles el Feliz Cumpleaños, un distraído fan grita “toquen El 38!!!” Ricardo sonríe y se va a la zona del escenario desde donde salió el pedido y entre risas responde “Ya lo tocamos, fue el tercer tema, ¿dónde estabas?”

Continua el desfile de invitados y es el turno de NANA ARGUEN “ahora sí va a escuchar a una guitarrista de verdad”, advirtió MOLLO y no defraudo, con una ligera intro de “Despiértate nena” de Luis Alberto, y luego ya sí a meterse de lleno en “Sisters”, la canción obligada para los amantes de los solos de guitarra, NANA dio catedra y mostro con creces por qué DIVIDIDOS la quería presente en este festejo de culto. Acto seguido seremos testigos de un solo de batería digno de un robot. No puedo afirmar cuanto duro, pero sí que este muchacho no es humano a más de dos horas de show, se despachó con un solo como si recién se hubiera levantado de una siesta. Con una enorme sonrisa nos deleitó como diciendo “puedo seguir haciendo esto hasta que amanezca”. Pero no fue azaroso el momento, sino que fue la preparación, la precalentada para que suene “El Arriero” con una cadencia milimétrica, un Arnedo en implacable en el bajo, y un Ricardo llevando su voz a limites alienígenas. Los que estuvieron saben de los que hablo.

Como seguir después de todo esto que más puede haber,  la capacidad de asombro nunca se agota, un desfile de instrumentos copa el escenario, Ricardo advierte “Imaginemos lo mejor”, suben Saxos, Violin, Gaitas, Flautas, las banderas se agitan, Javier CASALLA vuelve hacer de las suyas y el trio es felicidad total. 

Mas invitados! Esta vez es el turno de “Amapola del 66” donde se suma la cantante LETICIA LEE . Siguen aflorando los recuerdos entre tema y tema, y es el CARPO quien viene de visita, Ricardo recuerda como a sus 12 años lo escucho y literalmente “Me voló la cabeza”, sin más trámites suena “Sucio y desprolijo” crudo, como si el mismísimo PAPPO hubiera habitado el cuerpo de Ricardo durante el tema, se nota nuevamente la emoción y el disfrute. Continua “Crua Chan” y otra vez esas gaitas hipnóticas, y como que se va PAPPO de Ricardo para darle lugar nuevamente a Luca, a esta altura ya es casi un médium! Y qué decir del público, incrédulo, en shock, un recital para enmarcar y ponerlo en el living.

Ya cerrando la noche, se repite el “gracias” al público como un mantra. Y suenan tan sinceras cada vez, es desahogo, es el alivio de haber dejado caer esa mochila. Es el festejo con amigos, el mirar hacia atrás en ese recorrido cancionero desde los 80 hasta 2023, pero aun hay mas.

Una nueva arremetida de ACARICIANDO LO ASPERO con “Cielito lindo” que se presta para varias rondas en el público y “Paraguay”, atravesados por “Rasputín”. 

Sigue la eterna amenaza de despedida de la banda, pero es un secreto a voces que hay más invitados. Y se nota que no quieren que termine nunca esta noche tan esperada. Hay movimientos en el escenario, suman otro amplificador al escenario. Mollo aclaró que el siguiente invitado no necesitaría presentación y así, sin demasiados preámbulos, aparece en escena el cantante y guitarrista de La Renga, Chizzo Nápoli, irrumpió con una Gibson SG y comienza a sonar “Sobrio a las piñas” y “Quién se tomó todo el vino”, un Chizzo poseído, Arnedo mostrando porque es uno de los mejores bajistas, la batería sosteniendo la hiperquinesia del inicio y Ricardo como un pibe de 25 años. Pero cuando ya no se podía esperar más, en un gesto de hermandad sublime que quedará marcado a fuego en la historia del rock, Divididos le cedió el escenario a La Renga para que los de Mataderos puedan concretar de una vez su regreso a la Ciudad de Buenos aires luego de varias negativas. Ricardo con una sonrisa comenta “La Renga hace mucho tiempo que no toca en Capital, así que vamos a dejar el escenario para que toquen”, acto seguido Chizzo levanta en alto la guitarra y dice “Está guitarra me la prestó Ricardo cuando grabamos Despedazado por mil partes”, y el trío que completan los hermanos Tete y Tanque Iglesias enseguida se despachan con “El final es en donde partí”, aquí sí solo la tecnología podrá dar cuenta con sus drones de lo que se vivió en el estadio. Un tsunami de gente pogueando y bailando a morir, nadie la vio venir. Revancha por partida doble, anda a buscarla al ángulo Gobierno de la Ciudad. “Tocó La Renga en Capital, ¡esto es lindo!” sentencio Mollo. El rock vigente como nunca, la hermandad del genero resumida en la imagen de ese escenario con estos dos monstruos. Y acá no me sumo a las críticas a los nuevos géneros, esos que rankean en ventas y escuchas, no seamos rancios, bien por ellos. Por mi parte me basta con saber y ver que siguen vigentes estos dinos de hace décadas. Ver en su público todas las edades. En fin, EPICO.

Vuelve Ricardo por enésima vez se despide y agradece, ya no hay más, pero qué más da, vamos con “Ala delta” rondando las 3 horas de show nadie quiere que termine, cuesta procesar lo que paso, las caras son como cuando atropellan a un perro y esta se corre a un costado y se queda mirando el infinito, demasiada info. En medio de los nuevos saludos y gracias alguien grita “Ojo Blindado!”, y Ricardo recoge el guante al toque, “…y dale!” y otra vez a bailar….

Sin dudas este show fue todo lo especial que debía ser. El lugar, la fecha, La potencia, los invitados y el equilibrio perfecto en la combinación de todos estos elementos. Está claro que este show, no fue uno más. Esta fue la redención tardía que se merecían hace rato la banda y su público. Cuiden a estos muchachos, ojo con el colesterol, con la sal, duerman bien, no tomen frio Necesitamos que sigan acompañándonos por mucho tiempo más. Y como escuche por ahí “Ricardo te mereces diez Oreiros!”